Más que una creencia popular, el mal de ojo es conocido a nivel mundial como la capacidad que tiene una persona de atraer las malas vibras hacia un conocido, e inclusive, se le atañe el poder de causar la muerte con tan solo una mirada. Existen quienes aún la consideran como una simple superstición, sin embargo, nunca está de más conocer el origen, las maneras en que puede producirse, y por supuesto, los métodos de protección para el mal de ojo.
Desde tiempos históricos de Babilonia, hasta el escrito más sagrado para los cristianos como lo es la Biblia. El mal de ojo tiene también referencia en el Corán, donde reza “Los infieles casi os hacen dormir con sus miradas…” dirigiéndose hacia “el mal de un envidioso cuando envidia”. El mal de ojo quedó designado por primera vez como una maldición que enviaban los hechiceros en contra de quienes querían tuvieran alguna gran enfermedad, o un desvarío de amor y del destino.
En el año 1425, el astrólogo, Enrique de Villena describió un tratado entero sobre el mal de ojo, o también conocido como aojamiento. A este le siguió, el escritor y folclorista, Joaquín Bastús en el año 1862, cuando halló que el vocablo griego para envidia significa “aquella que nos mira con mal ojo”, lo que tenía sentido puesto en la antigüedad se solía proteger a los jóvenes de este gran peligro, con una marca hecha de barro o cieno en su frente.
El proceso del mal de ojo puede surgir de manera voluntaria, como involuntaria, estableciéndose como la forma en que se envía envidia, a fin de provocar algún mal, hacia quien se admira. Puede ser directamente con la mirada, o con una imagen mental, el mal de ojo tiene diferentes niveles que abarcan la capacidad que tiene un ser humano para retener los celos y la rivalidad en su interior.
Para saber cuándo la persona ha sido víctima del mal de ojo se debe tener en consideración los siguientes síntomas: primero, empieza con un proceso de cansancio continuo, y fuera de lo acostumbrado; seguido por infecciones oculares, y sentimiento de pesadez, depresión sin motivo aparente, que puede, de acuerdo a la misma creencia, tener un final fatal para quien la padece.
No obstante, como todo mal existente, el aojamiento tiene una solución. De entre las variadas opciones a tomar en cuenta, el usar objetos o amuletos bendecidos resulta de gran colaboración a fin de finiquitar con los síntomas de la grave enfermedad. Oraciones, estampillas de algún santo o divinidad, e incluso, acudir en ayuda de algún curandero para realizar diferentes rituales de sanación.
Conforme a las maneras más populares que se tiene para protegerse del mal de ojo se tiene enfocado que todo objeto ‘apotropaico’ es aquel capaz de alejar el infortunio de la persona. Entre los diferentes amuletos de protección se tienen desde una planta, una inscripción, y hasta una palabra especial que atraiga el porvenir, la buena suerte, y la defensa necesaria.
ALFA