Científicamente al cristal de cuarzo es imposible calcularle la antigüedad, las calaveras de cristal Maya están elaboradas con este material y el misterio del origen de estos artefactos persiste todavía; muchos aseguran que sólo son figuras nuevas, elaboradas con herramientas modernas, otros opinan que no sólo son estatuas, sino que tienen propiedades antigravitacionales y fuerzas curativas y sobrenaturales.
En 1924, Frederick Albert Mitchell-Hedges, escritor inglés, estaba con su hija Anna investigando las ruinas de la población maya de Lubaantum, en Belice, buscaba un posible vínculo con la mítica cultura de la Atlántida; se encontraba en un complejo arquitectónico con una plaza de piedra, varias pirámides, viviendas y cámaras subterráneas, Anna hizo el descubrimiento en las ruinas: un cráneo de cristal.
La joven Anna relató “durante días veíamos algo entre las piedras al recibir los reflejos del sol y no descansamos hasta hacer accesible aquel lugar. Fui yo quién la rescató, porque mis manos eran más pequeñas que las de los demás, y se lo enseñé a mi padre, quien se resistía a creer en el descubrimiento de aquel cráneo de cristal; los 300 indianos que trabajaron en las excavaciones se arrodillaron y besaron el terreno cuando el objeto fue llevado a la luz, mientras que los nativos mayas de la zona reconocieron al instante a la calavera de cristal como representación del dios de sus antepasados y oraron ante ella…”.
Mitchell-Hedges por otra parte declaró en su autobiografía “El peligro, mi aliado”, que el cráneo “tiene por lo menos 3.600 años de antigüedad y era empleado por el Sumo Sacerdote maya en ritos esotéricos. Se dice que cuando él deseaba la muerte con ayuda del cráneo, ésta invariablemente ocurría”.
En 1970, el restaurador de arte Frank Dorland aseguró, después de haberle realizado análisis en los laboratorios de Hewlett-Packard, que esta antigüedad fue tallada contra del eje natural del cuarzo y no presentaba huellas de herramientas metálicas.
Dicen que doce fueron talladas en los 12 mundos que en el pasado remoto habitó la Humanidad y la última en la Tierra, pero con el tiempo quedaron dispersas, la leyenda afirma que el día que estén juntas las 13 calaveras, contarán la verdadera historia de nuestra especie y transmitirán conocimientos que cambiarán la existencia para siempre, algunas fueron descubiertas por soldados en México en 1890.
Una está expuesta en el Museum of Mankind en Londres, otra en el “Musèe de El Homme” París, tiene un agujero que la atraviesa de arriba abajo, el estilo, la forma y el corte son similares a otras que se han conseguido en distintas ruinas de México; la más grande está en la Institución Smithsoniana, pesa 14 kilos y fue tallada usando carburo de silicio; otra calavera de cuarzo es la de Mayán, de 10,79 cms., de alto y casi cuatro kilos de peso descubierta en Guatemala en 1912, finalmente, la “calavera ET”, descubierta en 1906 en ese país, hecha de cuarzo ahumado y llamada así por su aspecto “no humano”.
Muy interesante y nutritivo este articulo