Malos Habitos: Los malos hábitos son algo muy común en todos nosotros. No siempre son fáciles de detectar, pero todos tenemos algo en nuestra vida que condiciona nuestra rutina diaria y que nos impide llegar a donde queremos con eficacia, ya sea porque afecta a nuestra salud mental y/o física, o bien porque tenemos dependencia de esos hábitos.

Los hábitos

Los hábitos son comportamientos que incorporamos en nuestro estilo de vida de forma rutinaria, ya que en muchas ocasiones nos ayudan a realizar las tareas diarias de una forma mucho más eficiente, pero a veces también podemos tener hábitos que influyen en nuestra calidad de vida de forma negativa.

Tienes que saber desde un principio que los malos hábitos no se pueden eliminar, sin embargo, pueden reemplazarse por otros buenos hábitos que generen una sensación mejor a la que se generaba anteriormente, para así mejorar nuestro estilo de vida y nuestra salud física y mental.

Así que teniendo esto en cuenta, prepara lápiz y papel para anotar aquellos viejos hábitos que quieras reemplazar, porque hoy aprenderemos paso a paso a identificarlos, reemplazarlos y a practicar la constancia para mantenerlos en el tiempo. ¡Empecemos!

1.Describe con detalle el mal hábito

Expresar con palabras e incluso escribir el mal hábito en un papel, puede ser muy útil para así poder comprenderlo mejor y, con esfuerzo, romper con él. Siempre será más fácil eliminar algo tóxico de tu vida cuando lo entiendes y comprendes el porqué.

2.Piensa en el origen de tu mal hábito

¿Cuándo empezó todo? ¿Por qué razón? Este ejercicio va a permitir conocer el motivo detrás de tu mal hábito. Una vez más, cuanta más información tengamos acerca del problema, mejor lo podremos analizar y, consecuentemente, podremos encontrar la solución más efectiva y directa.

3.Identifica tus desencadenantes

¿Qué sientes antes de realizar la acción? ¿En qué momento del día sueles hacerlo? ¿Dónde te encuentras cuando quieres hacerlo? Recuerda lo que hemos visto anteriormente: los desencadenantes o recordatorios son el primer paso de la creación del patrón, de modo que conocerlo, entenderlo y analizarlo con profundidad, puede ser muy útil para anticiparnos a él y evitar el comportamiento indeseado.

4.Decide cambiar

Tal y como Hipócrates dijo una vez, “Antes de curar a alguien, pregúntale si está dispuesto a renunciar a las cosas que le enfermaron”. Lo mismo pasa cuando somos nosotros los que queremos mejorar. Pregúntate a ti mismo si verdaderamente estás dispuesto a abandonar el mal hábito y a renunciar lo que éste te produce. Solamente cuando queramos cambiar genuinamente, podremos conseguirlo.

5.Elimina de tu alcance todo aquello que pueda suponer una tentación

Por ejemplo, si tu mal hábito es la comida basura, tira o dale a otra persona todos aquellos alimentos malsanos que tengas en la cocina. Si eliminamos la tentación, eliminaremos uno de los estímulos principales que incita nuestro deseo y, consecuentemente, no nos quedará otra alternativa que no hacerlo. Es más, existe la posibilidad de que empecemos a adoptar otras costumbres más saludables (volviendo al ejemplo anterior, si el estrés nos genera hambre, pero toda la comida basura ha sido eliminada de nuestra cocina, es más probable que acabemos comiendo una pieza de fruta).

6.Reduce tus niveles de estrés

En la mayoría de los casos (sea el tabaco, la comida, mordernos las uñas, etc.), los malos hábitos aparecen como mecanismo de defensa ante el estrés. De manera temporal, el estrés bloquea nuestro cerebro e impide que piense con claridad, de manera que concibe estas actividades como una válvula de escape momentánea. Sin embargo, cuando este momento acaba, el estrés sigue ahí.

Encontrar una actividad que nos relaje (distinta al mal hábito, obviamente), puede servir de gran ayuda para frenar, reflexionar y razonar si realmente ese cigarrillo o ese boyo de chocolate nos ayudará en el largo plazo. Algunas buenas ideas podrían ser darse un baño relajante, meditar, tomarse una tila, ir a dar un paseo, hacer ejercicio, etc. De esta manera, eliminando el estrés, el desencadenante del comportamiento desaparecerá y nuestro deseo de realizarlo también.

7.Rutina saludable sustitutiva

A parte de actividades relajantes, busca también una actividad o acción sustitutiva a tu hábito que sea más saludable y que pueda suplantar el comportamiento tóxico. En ocasiones, podemos incluso encontrar una actividad que sea prácticamente la misma, pero con algún ligero cambio que marque la diferencia.

Por ejemplo, si tu mal hábito es beber demasiado café, sustituye poco a poco tus tazas de café por otras bebidas (tés, infusiones, zumos, etc.). De esta manera, si bebes café por una necesidad de “tomar algo”, estarás satisfaciendo inconscientemente con otros productos; si bebes café por una adicción a la cafeína, pasará lo mismo, ya que, con los días, la irás necesitando menos y menos.

8.Edúcate

El conocimiento es poder; cuanto más sepamos, más concienciados estaremos sobre los efectos negativos de nuestro hábito y, finalmente, más fuertes y persistentes seremos ante él (volviendo al ejemplo de la comida, investiga acerca de la buena alimentación y de la importancia de la nutrición para tu salud).

9.Mantén tu visión en el largo plazo

Si te focalizas únicamente en el presente, lo más probable es que el mal hábito gane la batalla, ya que, en ese momento, es lo que te va a aportar una solución más rápida. Sin embargo, una vez hayas decidido que quieres cambiar, debes intentar mantener una visión de transformación duradera a lo largo del tiempo. Piensa en tus objetivos a largo plazo, en los beneficios que va a conllevar este cambio, en las razones por las que has tomado esta decisión y en lo mejor que será tu vida cuando consigas eliminar el mal hábito.

10.Visualiza tu “yo del futuro”

Siguiendo con la recomendación anterior, otro recurso que puede ser muy útil es visualizarnos a nosotros mismos en un futuro, cuando ya hayamos roto con el mal hábito. Este ejercicio hará que nos planteemos nuestro día a día de una manera alternativa y mejorada. Visualizar una mejor versión de nosotros mismos, además, ayudará a mantener una motivación elevada y recordar constantemente las razones por las que queremos cambiar.