Has oído hablar de ella en multitud de ocasiones, pero, ¿sabes realmente qué es y por qué son necesarias las Exfoliaciones de la piel?

Especialmente en verano, cuando la piel queda más expuesta, nos damos cuenta de que quizá no estamos dándole todos los cuidados que necesita. 

La exfoliación es un proceso que se realiza tanto en el cuerpo como en el rostro con el objetivo de eliminar las impurezas y las células de las capas más superficiales de la piel, acabando con lo que se conoce popularmente como ‘piel muerta’. 

¿El objetivo? Además de hacer que luzca más tersa y suave, realizar la exfoliación permite que cualquier tratamiento aplicado posteriormente, como la hidratación, penetre con mayor facilidad. En verano, es especialmente recomendable antes de la época en la que nos ponemos a tomar el sol o después de esta exposición solar, con el objetivo de poder limpiar todas aquellas impurezas que hayan podido acumularse durante estos meses. 

Por qué es importante exfoliar la piel

El cuerpo es sabio. Por ello, nuestra piel es capaz de restaurar las células muertas por otras nuevas de forma natural, en un proceso que ocurre aproximadamente todos los meses. 

Sin embargo, con el paso de los años o por la acción de agentes externos como el sol, nuestra dermis se fatiga, ralentizando esta renovación y siendo incapaz de eliminar todas esas células muertas. Es en estos momentos cuando puede darse un problema de oxigenación y, en consecuencia, de falta de hidratación al no absorber correctamente todos los nutrientes de los productos aplicados. 

El resultado, si no llevamos a cabo este proceso, es una piel mucho más deshidratada, apagada y, en definitiva, fatigada

Así, además de asegurar la regeneración de la piel, la exfoliación hace que esta respire mejor, estimulando la oxigenación celular y permitiendo que sea capaz de absorber los principios activos de los productos aplicados en nuestra rutina de belleza diaria.

Tipos de exfoliación

A la hora de hablar de los tipos de exfoliación que podemos llevar a cabo, la diferencia entre todos es el nivel de profundidad conseguido a través de la técnica escogida. 

En este sentido, la exfoliación superficial mecánica que podemos realizar en casa (con productos específicamente diseñados para ello como este exfoliante corporal) es el paso más necesario. Con todo, existen otras técnicas menos superficiales, que pueden ser realizadas en centros de dermatología, como la exfoliación química o peeling químico y la exfoliación física:

La exfoliación química utiliza agentes como ácidos y preparados enzimáticos para eliminar las capas de piel muerta a niveles más profundos que dependen de su concentración. 

La exfoliación física, en cambio, puede realizarse con láser (un tratamiento profundo que suele ir precedido de la aplicación de anestesia) o mediante crioterapia, también conocida como criocirugía o nieve carbónica, un proceso que expone la piel al frío extremo para conseguir esos efectos en las capas más profundas de la dermis. 

Exfoliación del rostro: así debes realizarla

Además de la rutina facial de la que ya te hablamos en otro post, si queremos mantener un aspecto sano en el rostro y asegurar que las cremas hidratantes y los productos utilizados penetren aportando todos sus nutrientes, es importante realizar una exfoliación aproximadamente una vez a la semana.

En el caso de las pieles sensibles o muy finas este periodo puede extenderse a los diez días, mientras que, en el caso de las pieles grasas, que presentan todavía mayor necesidad de eliminar sus impurezas, puede realizarse hasta dos veces por semana. 

Así debemos realizarla: 

El primer paso consiste en la limpieza. Para ello deberás utilizar un limpiador de rostro adecuado a tu piel, como un agua micelar o una leche limpiadora, con el objetivo de eliminar todos los restos de suciedad y maquillaje del día.

Después, y con el rostro todavía húmedo, deberás aplicar el producto exfoliante con movimientos circulares, de forma suave y siempre en sentido ascendente, evitando la zona del contorno de ojos, donde la piel es muy delicada.

Aclara el rostro con agua fría para asegurar que los poros se cierren.

Aplica tu hidratante facial y el resto de productos de tu rutina y… ¡lista!

Para conseguir unos resultados más óptimos es importante no presionar demasiado y extender todo el producto exfoliante de forma uniforme. 

¿Cuáles son las ventajas de la exfoliación facial?

Exfoliar la cara es una rutina completamente necesaria, una de las tareas más básicas para disfrutar de un cutis sano y sin impurezas

La primera duda a la que se enfrentan las personas que tienen granitos es si es bueno o no exfoliarse la cara. La respuesta es un sí rotundo, de hecho, todas las pieles, sin excepción alguna, necesitan exfoliación, y las grasas mucho más.

¿Por qué hay que exfoliar la cara?

Lo primero que hay que saber es que la exfoliación es una parte importante de la limpieza de la piel, ya que además de eliminar las células muertas que se quedan pegadas en la superficie, favorece la renovación celular y devuelve a la piel su suavidad y luminosidad, ayudando a eliminar las marcas de la piel y manteniéndola oxigenada

Además, ayuda a que las cremas penetren más fácilmente y, por tanto, mejora su eficacia. Por estas razones, exfoliar al menos una vez por semana es adecuado y aconsejable para todo tipo de pieles, ya que así se elimina la suciedad y se previene la obstrucción de los poros. 

Errores al exfoliar el rostro

Ya has comprobado como la exfoliación rutinaria lleva poco tiempo. Pero no acaba ahí todo. Vamos a explicarte dos errores típicos para que no caigas en ellos:

Presionar mucho al extender el exfoliante es un error muy común. No presiones demasiado porque solo conseguirás dañar tu piel. Basta con que lo extiendas suavemente, con movimientos circulares. Recuerda que tienes que aplicarlo de manera uniforme.

Cuidado si tienes una piel muy sensible. En este caso debes prestar especial atención a la selección de tu exfoliante, utilizando un producto suave que no dañe tu piel. Recuerda siempre extender el exfoliante sobre la cara húmeda y después utilizar una buena crema hidratante para calmar la piel tras la exfoliación.

Exfoliación del cuerpo paso a paso

Especialmente cuando hemos estado exponiéndonos a agentes externos como la radiación solar, es muy importante exfoliar también la piel de todo el cuerpo.

Los pasos para conseguir una exfoliación óptima son similares a los del rostro. ¿El mejor momento? Tras la ducha, cuando la piel está limpia y todavía conserva un poco de humedad. 

Después de retirar el exceso de agua con una toalla, aplica el exfoliante corporal por todo el cuerpo, incidiendo especialmente en piernas, pies, codos y brazos y de nuevo con movimientos circulares ascendentes para favorecer la circulación. Después, simplemente aclara con agua más bien fría y aplica tu hidratante corporal o un aceite natural para conseguir el máximo de hidratación posible.

En definitiva, exfoliar tu piel es un paso más que necesario para asegurarte no tan solo de lucir tu mejor versión sino también de que todos los tratamientos aplicados estén penetrando en tu piel como es debido. Recuerda que para hacerlo debes optar por productos de calidad y que el farmacéutico es la mejor opción a la hora de recibir consejo experto adecuado a tu tipo de piel.